La rebeldía de ser tú
Si te preguntan ‘¿Quién eres?’, seguramente lo primero que responderías, de forma natural, sería tu nombre.
Empezando así ya por la primera cosa que no elegiste, y que no eres.
Y aunque en tu presentación seguiría de cerca al nombre, no, tampoco eres tu profesión (aún menos si tampoco la elegiste).
Tampoco eres quien te han dicho o has oído que dicen que eres. Ni lo que has terminado creyendo que eres capaz o incapaz de hacer.
No eres tu mochila de patrones heredados, ni las cargas que otros volcaron en ti.
Tampoco las que tú has ido coleccionando, ni las etiquetas con las que, entre todos, habéis decorado tu frente.
Tú, tu yo verdadero, es lo que hay detrás de todo eso.
Es quien puede cambiar lo que quiera, para dejarse ser.
Porque detrás del ruido, de todas las voces externas e internas, si buscas, te encuentras. Si miras de verdad, es cuando sabes quién eres.
Para ser realmente tú…
No te vistas con excusas, ni te calces con tus miedos aprendidos. Sal desnudo hasta que confecciones tus propios trajes a medida, en los que el miedo se convierte en puntadas de aprendizaje y los patrones, en vez de formas con las que excusarse, se vuelven retos que conquistar.
Escucha al mundo, pero no hagas tuyo nada en lo que no crees.
Abraza el vértigo. Y disfrútalo. Lánzate sin miedo a por lo que quieres y sabes que te aportará plenitud. A veces te vas a encontrar precipicios, pero nunca el abismo será tan grande como parecía. Nunca morirás en el intento.
Apuesta sin ciencia cierta. Aunque a veces pierdas.
Quédate con las personas que hacen tu vida más plena, y arriésgate a todo por mantenerlas cerca. Aléjate de los farsantes y de los que restan.
No dejes que te metan en jaulas, ni que nadie te intente convencer de lo bien que se vive en la pecera. Lánzate al mar y haz que los depredadores admiren tu valor.
Date la oportunidad de vivir con la suerte en los talones, que solo persigue a quien está dispuesto a andar sin cadenas.
No te dejes condicionar por los plazos establecidos. Nunca andas demasiado rápido, o demasiado lento, si estás en el camino que quieres recorrer.
Solo ve al ritmo que pida tu cuerpo en cada momento. No permitas que nada ni nadie te frene, ni tire de ti.
No te conformes, no estés por estar. En ningún sitio.
No comulgues con rutinas en las que no crees, ni desconfíes de lo lejos que puedes llegar.
Rebélate contra los miedos a lo que pueda salir mal. Si quieres algo de verdad, solo pregúntate qué pasaría si saliese bien.
Cuando algo te apasiona, no hay pregunta más poderosa que ¿y si sí?
Sal al mundo y cuéntale quién eres. Cuéntatelo. Permítete ser. Con todas las consecuencias.
Ama sin miedo y sin excusas. Sin mentiras ni corazas. Deja que te amen.
Disfruta de la química y la complicidad. Del amor y del sexo. Exactamente como tú quieras disfrutarlo, en toda su magnitud y con toda libertad.
No te acuestes con prejuicios ni exigencias, ni te cubras con sábanas impregnadas del pudor de otros.
No te vendas a tiempo completo a nadie. Ni a familia, ni a amigos, ni a parejas, ni a amantes. Tampoco a tus hijos. Mucho menos a empresas.
Reserva momentos para ser solo contigo.
No asumas relaciones de las que pendan obligaciones o prohibiciones. Que no te vendan –y no compres- cuentos y convenciones sociales; nunca tienes que hacer nada que no quieres. Ni dejar de hacerlo si sí.
Rebélate contra todo aquello que, desde fuera y desde dentro, te impide Ser.
Cuéntate quién eres y vívelo.
Disfruta de la rebeldía, de la valentía de ser tú.
Impresionante!!!! Cuanta sabiduria hay en estas palabras. Gracias por estas palabras!! Sigue sembrando semillas. Eres muy grande.
Gracias por compartir estos excelentes post!!! vamos a cambiar de traje ‘zara’ al ‘a medida’, ya pero ya… ya!!!
Muchas gracias por compartir esa experiencia, curioso es que cualquier ser humano que lea esas palabras no puede no estar de acuerdo.
Absolutamente precioso, profundo y lleno de empuje y coraje. Un detonante a la personalidad propia, muchas veces oculta, enmascarada por la presión social y los patrones no escritos. Cuando la única forma de hallar la paz interior y la felicidad plena, es dejar a tu ser florecer y expandirse.