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Aceptación VS tolerancia

Si tuviera que elegir las dos cosas que creo que podrían hacer a las personas vivir en paz y lejos del conflicto, interno  y externo, y en todos los aspectos, serían la aceptación incondicional y el sano desapego.

La ausencia de estas dos variables, tan común en su versión más pura, creo firmemente que es lo que causa más infelicidad y desequilibrio vital.

Y es en el amor romántico, en las parejas -esos núcleos supuestamente elegidos conscientemente-, donde la ausencia de estos dos elementos es más acuciante. Y preocupante.

Y es que además de apegarnos insanamente -la mayoría de las veces ni siquiera a la persona, si no a lo que nos da la institución de la pareja-, modificamos la otra variable, aceptar incondicionalmente, por un perverso sustituto temporal: tolerar.

Las personas no cambian (por ti)

Que de nuestra pareja no nos tiene por qué gustar o convencer todo, es una realidad que se debe aceptar como natural y que no tiene nada de malo. El problema viene cuando, habiendo aspectos o carencias que nos pesan, decidimos tolerarlo, con el fin de conservar a esa persona y/o permanecer en una relación.

Esto suele nacer en los estadios iniciales de las parejas, cuando tolerar ciertos aspectos suele tener, además, otra lectura más perversa aún. La idea de que «ya cambiará», y se convertirá en la persona que me gustaría que fuera.

Pero al final suele pasar que las personas no cambian. No cuando no es cosa suya la idea de que tienen que cambiar algo, no cuando es solo un cambio para la complacencia ajena.

Se pueden hacer intentos, si la pareja reclama esos cambios, pero no suelen salir bien.

Alguien solo cambia algo de su personalidad, de su forma de ser y de actuar, de lo que es, lo que tiene o lo que da, si es esa persona la que ve lo contrario como un problema en su vida.

Si quiero cambiar por mí, con trabajo y esfuerzo, cambiaré. Si quiero cambiar por ti, porque tú me lo pides, la probabilidad de fracasar en el intento tiende a infinito.

Tolerar hoy, un problema mañana

La tolerancia, como dicen de la mentira, también tiene las patas muy cortas.

Porque todo lo que decides tolerar hoy, que todos los problemas y carencias te parecen asunto del tú del futuro, antes o después, terminará por aparecer ante ti desnudo, sin esa débil capa de la falsa tolerancia, y se convertirá en algo intolerable, odioso.

Algo que utilizarás contra el otro como arma arrojadiza cuando, en realidad, fue parte, esencia o ausencia de esa persona desde el principio. Pero tú nunca lo aceptaste, solo lo toleraste mientras pudiste.

La película cambiaría mucho en las parejas si, en vez de tolerar lo que no nos gusta o lo que nos falta de la otra persona, tomásemos el camino, mucho más difícil y que requiere mucho más esfuerzo y consciencia, de la aceptación incondicional.

Porque si le quitamos la pata de la incondicionalidad, la aceptación puede llegar a confundirse con la tolerancia. Pero la aceptación real, incondicional, es otra cosa.

La verdadera aceptación incondicional

Es te acepto, de verdad y de corazón, tal como eres.

Con esas cosas que tienes que no me convencen y con esas que no tienes, y que me gustaría que tuvieras. Pero acepto incondicionalmente la presencia y la ausencia de unas y otras.

Es te permito Ser y Soy a tu lado. Porque el conjunto, todo lo que eres y lo que veo cuando te miro a los ojos, equilibra toda balanza y me hace desear, incondicionalmente, construir un proyecto vital a tu lado. Dure 1 día o 100 años. Te acepto tal como eres, aunque seas así durante esos posibles próximos 100 años.

Te acepto sin la perversa esperanza de que cambies tu forma de ser, de actuar, tus principios, tus valores, tu físico, tus ideas, tu status, tu forma de vida. Lo que das y cómo lo das, lo que recibes y cómo lo recibes…

Te acepto. No te juzgo. No te exijo, ni espero, que cambies por mí. En todo caso, seré tu compañerx en el cambio, si tú decides emprender alguno.

Esto, y no otra cosa o sucedáneo, es la aceptación incondicional.

Decidir conscientemente

Que ojo, también puede pasar que no sea posible aceptar incondicionalmente a la otra persona. Que los aspectos o las carencias que no nos cuadran, nos debiliten demasiado los cimientos como para construir sobre ellos.

Pero, en ese caso, lo más sano, justo y honesto para las dos partes -y lo que no se suele hacer- es aceptar que esa persona no es compatible con nosotros y deshacer la relación de pareja, en vez de apegarnos a ella tirando de esa caduca tolerancia, para cubrir cualquiera que sea la necesidad que estamos cubriendo.

Porque no funcionará. Si por funcionar entendemos, no solo la permanencia de la relación -la cual puede extenderse infinitamente, tirando de conformismo-, sino el ser realmente feliz junto a la otra persona, y el de sumar para su felicidad.

Por esto, y aunque para algunos atente contra las normas, formas y hormas del amor romántico -ese que, en el fondo, tanto nos aleja del amor incondicional- es un sano ejercicio, cuando decidimos iniciar una relación, poner en común formas de pensar y de Ver, valores, creencias, proyectos, ideas sobre la pareja, fortalezas, debilidades, apegos/desapegos, expectativas, rumbo…

Todo aquello que consideremos que conforma nuestro Yo y nuestro Yo en pareja. Y, en los aspectos que no encajen, valorar cuál es su peso y su importancia real, cuál es ahora y cuál prevemos será dentro de unos años.

Hacer un ejercicio de honestidad y transparencia y que, con todas las cartas sobre la mesa, ambas personas decidan, conscientemente, si construir o renunciar.

Nunca es demasiado pronto o demasiado tarde para comunicarse abierta y honestamente y tomar esa decisión consciente. Ni nunca lo es tampoco para salir de una relación de tolerancia que no nos aporta, y en la que no aportamos, verdadera Felicidad.

 

Esta entrada tiene 10 comentarios

  1. Siempre te leo pero nunca comento lo de acuerdo que estoy. Sólo decirte que no sólo veo este tema(y muchos otros) igual que tú, sino que no se me ocurriría mejor forma de expresarlo, más claramente y con tanto estilo. Gracias por lo que escribes y también por lo que dices. Elena tb!

    1. Gracias a ti, no solo por leerme y por tus palabras, sino también por todo lo demás, por Ser y por Estar, por los Elena también y los Elena tampoco 😉

  2. Como en cada nuevo tema que tratas, tienes la enorme capacidad de transmitir tus pensamientos y sentimientos y remover lo que en ocasiones, o a veces siempre, tenemos adormecido. Gracias!!!

  3. Hola! Gracias por este artículo, me libero de una carga que llevo hace unos meses con una amiga del alma a la que tolero mucho en vez de ser honesto, y esto me ayuda a verlo con mas claridad! Abrazo desde Brasil! 🙂

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