Pagar el placer con dolor
«…el placer se puede comprar pagando con dolor, y es cierto que yo envidio muchísimo a tanta gente que conozco cuyas vidas no son una montaña rusa, si no más bien una plácida llanura de obligaciones y contratos, de enlutadas profesiones y oficios, de previsibles alegrías domésticas, de cerraduras protegidas y rituales de domingo, de serenidad con que las hojas esperan su inevitable caída y su conversión en polvo.
Pero también sé que ellos no podrían ni imaginar algunos de los paisajes que he visto, de las caricias que he dado y recibido, de los besos que me han hecho quedarme sin respiración, y que por eso no pueden cantarlos o escribirlos. Y me pregunto, como tantas veces, si merece la pena pagar el placer con dolor, pagar la capacidad de contar tantas cosas con esta sensación de vacío que llega de pronto, si a veces no preferiría la vida estable, por aburrida que pudiera parecer a veces, y ahorrarme tantas lágrimas, tantos suspiros escuchando canciones en la oscuridad, tantas nostalgias dulcemente letales».
Del libro «Lo verdadero es un momento de lo falso», Lucía Echevarría.
Nada que envidiar a los «muertos vivientes», pues esa vida ya la conocemos en mayor o menor medida.
Mejor ser un «Ser sintiente», donde la existencia se expresa de muy diversas formas, colores y sensaciones.
El vacio es generado en el punto en que se nos genera el apego a estas expresiones.Un abrazo.