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Estado de animo vaso medio lleno

Estados de ánimo: el ni fu ni fa

Puede que no haya nada más camaleónico que el estado de ánimo. Así, perfectamente uno puede pasar de un estado de sin ton ni son a un sentimiento general de ni fu ni fa. Algo que así a simple lectura podría parecer lo mismo, pero que no lo es ni de lejos. El sin ton ni son es un estado de desorientación, de sensación de pérdida de tiempo, o de que éste nos contiene sin que lleguemos a pilotarlo. El ni fu ni fa es más algo que tiene que ver con la indiferencia, con la falta de necesidad o con la impermeabilidad. Quizá no sean antagonistas, ya que el segundo no implica haberse ubicado, ni conlleva la sensación de exprimir el tiempo. Simplemente, supone que todo da igual. Es como un primo hermano del ni frío ni calor; y, a veces, ese estado de ánimo templadito arregla un poco la existencia, haciendo las veces de paréntesis.

Al menos mientras dura, se acaban los picos y las líneas que los preceden, en ambas pendientes. Todo es una especie de línea recta; una clase rara de anestesia que, eso sí, también a veces asusta.

Lo que más asusta es la falta de necesidad, todo el mundo parece hacerse prescindible. Aunque te das cuenta de que la falta de necesidad por muchos responde al conocimiento certero de que están -y estarían- ahí independientemente de que los necesites o no.

Por lo demás, no parece un estado de ánimo demasiado preocupante, incluso puede ser bastante didáctico en muchos aspectos. Aprendes, entre otras tantas cosas, a relativizar. Aunque si bien en muchas ocasiones bajarle los aires de grandeza a algunos asuntos es muy positivo, puede que aplicar esto como ley universal no sea tan acertado.

Pero es inevitable que el ni fu ni fa se extienda a todos los ámbitos. Porque estás continuamente con la guardia bajada, como en una interminable jornada de puertas entornadas. Y quizá esta sea una especie de terapia autoimpuesta por el subconsciente para, tras acumular varios intentos vanos de alcanzar algún tipo de plenitud, esperar en la retaguardia el momento idóneo para el ton y el fa.

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