Si la rutina te aplasta…
De fondo, Serrat. “Si la rutina te aplasta, dile que ya basta de mediocridad“. ¿Y qué más? Pues fúgate. Que ningún presente es una cárcel de donde no podamos huir. Contra las rejas, los recuerdos.
Si te falta trabajo, o te aplasta el que tienes, fúgate a aquellos momentos en los que te dabas cuenta de que los compañeros empezaban a saberse tu nombre. Vete a la sensación del día en el que cobraste el primer sueldo de tu vida. Pasea por los nervios de las entrevistas y por la satisfacción de las veces en las que, al final, el puesto fue para ti. Entrega de nuevo aquel proyecto que te hizo sentir orgullo y realización.
Si te faltan personas, fúgate a tu haber de momentos compartidos, a las risas que aún resuenan en la memoria. A las mesas con cafés y ceniceros rebosantes de historias. Vete de nuevo a aquellos viajes de amigos, repítete sus anécdotas, siente la arena de aquellas playas entre los dedos de los pies. Siente la ebriedad de las noches que se fueron de las manos.
Y visita tu colección de primeros besos, de primeras decisiones, de primeras veces de todo. Vete a la cama de tus mejores amantes. Recupera las grandes frases de tus mejores conversaciones.
Fúgate a cualquier tiempo mejor. Y también a los peores, para juzgar el presente con más benevolencia. Vete a cualquier rincón donde hayas sido feliz, a todo aquel donde planees volver a serlo. Reúnete, aunque tenga que ser mentalmente, con las personas que permanecen imborrables.
Haz cualquier maleta, y llénala con lo mejor de tus días. Coge también un neceser para guardar la esencia de lo peor que hayas vivido, porque es tan poco indicado dejar que abulte demasiado como no incluirlo en el equipaje. Esas mínimas referencias puede que te ayuden a evitar repetir ciertos errores, a acertar en algunas decisiones y a poder hablar con más propiedad del bien y del mal.
Idea tu plan de fuga y vete a cualquier lugar que te saque de las horas muertas. Pero no olvides quedarte un rato en el lugar y el instante donde estás realmente, por lo que pueda pasar.
Cuando transitas días demasiado vacíos, además de intentar exprimir la felicidad de las pequeñas cosas, no pasa nada por ser fugitivo a tiempo parcial. Ya llegarán días en los que quedarse a jornada completa, días a los que fugarse en otros presentes futuros. Y si no consigues que hoy sea un gran día, que no sea porque no te has dado la oportunidad.
Cada nuevo post invita a refrescar reflexiones que quizá en algún momento nos hemos hecho y en otros muchos están en letargo. Gracias por reavivarlas!